“Me lo contaron y lo olvidé, lo vi y lo entendí, lo hice y lo aprendí” (Confuncio)
El ábaco ha demostrado ser un programa esencial para el desarrollo del cerebro de los niños. Es la base para una fuerte aptitud matemática y mejora la concentración en todas las otras áreas. Varios estudios han demostrado que las personas que aprenden con el ábaco usan ambos hemisferios del cerebro(*) y así desarrollan el potencial oculto de la mente humana.
El niño que se inicia en el aprendizaje del ábaco a edades tempranas transforma en imágenes las cantidades a representar.
Así, para sumar 2 + 3, el niño representará mentalmente 2 y automáticamente sumará 3, viendo en el ábaco la cantidad resultante, 5. De esta manera el niño realiza cálculos basados en imágenes que, a su vez se apoyan en la descomposición. El secreto de la velocidad de cálculo mental parte de la capacidad de descomponer los números. El manejo del ábaco lleva implícito la descomposición.
(*) El hemisferio izquierdo del cerebro procesa las palabras y el hemisferio derecho del cerebro procesa las imágenes.